El pasado día 31, en la caseta 186 de Susaeta Ediciones, pude comprobar el tirón que aún tienen los personajes clásicos entre los lectores más jóvenes. Por otro lado, me reencontré de alguna forma con mis orígenes, y cambié por ese día la suave y lisa superficie LCD de mi monitor por la rugosa textura del papel, mi primer amor como ilustrador.
Fuera de mi txoko, donde dibujar es algo absolutamente íntimo, me ví expuesto y "en pelotas", vestido únicamente con un lápiz y un papel, sin filtros, ni capas, ni máscaras, ni trucos digitales:
Ayerbe a pelo.
Y así fue transcurriendo la velada. El Conde Drácula y el Monstruo de Frankenstein volvieron de sus tumbas y se dejaron ver por la caseta 186, al igual que los muchos que se acercaron para llevarse su libro dedicado, y a los cuales agradezco de corazón su presencia allí. A los niños desde 6 a 40 años, a los amigos de siempre, a los viejos conocidos y a los nuevos desconocidos. A todos gracias!!!